Cómo escapar de la crisis
La ventana indiscreta
Por Maritza Gueler
Cómo escapar de la crisis
Los números. Cerca de 1,3 millones de familias perdieron, o estaban a punto de perder su casa el año pasado, por no haber podido pagar los préstamos contraídos, que con frecuencia superan ahora el valor del inmueble. Las cifras indican que hubo una subida del 80 por ciento en un año. Y sumó más de un millón entre julio y diciembre.
La multiplicación. Al crecer estos embargos, algunos suburbios se han ido convirtiendo en barrios desintegrados. Las casas permanecen abandonadas y en mal estado. En algunos casos, invadidas por todo tipo de alimaña. El que las compre, no sólo deberá invertir en la remodelación sino en la limpieza y desinfección previa. Y cuando las plagas invaden una casa se hace difícil exterminarlas. Esa es otra tarea.
Barrios fantasmas. Despojados de los habitantes y de la vida activa de todos los días, los barrios en los que las casas van quedando vacías se convierten de pronto en lugar propicio para los malvivientes y narcotraficantes. Hubo más de un caso en el que los futuros propietarios, al llegar a la casa vacía se encontraban con la sorpresa de que realmente no lo estaba. Allí dormía algún habitante fantasma que había invadido territorio. La primera reacción es salir corriendo y abandonar la casa.
Auxilio. El martes 12, el secretario del Tesoro anunció un nuevo plan de salvataje que podría mitigar o anestesiar la crisis sólo por 30 días. Qué hacer con 30 días de tregua si el dinero escasea, el trabajo también y los niños reclaman su parte. Los prestamistas se sumaron a este nuevo proyecto “Lifeline”. Pero la pregunta es: más allá de los bajos intereses y de este congelamiento pasajero, cómo se arreglará la economía para que el país vuelva a ser promisorio como a fines de los ‘90.
Las familias. Desalentadas y desmoralizadas, las familias hispanas no sólo tienen que afrontar la tristeza de la pérdida de su casa sino que en algunos condados también deben soportar la discriminación. No importa si hay o no papeles, sólo importa el acento y el color de la piel. Todo lo demás, es folclore.
maritza@eltiempolatino.com
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