Friday, August 8, 2008

Un proyecto hecho realidad

La ventana indiscreta
Un proyecto hecho realidad
Por Maritza Gueler

Primer paso. Cuando el miércoles 26 de julio, el presidente Bush firmó el proyecto de ley “Housing and Economic Recovery Act of 2008” puso en marcha todo el andamiaje para que la ley que se está negociando —con marchas y contramarchas— desde hace un año tenga un viso de realidad. Al menos ésta no ha quedado bajo llave en algún cajón del Congreso como la esperada y postergada reforma migratoria. Claro, aquí se juegan otros intereses. El fundamental, que la economía ya resquebrajada no colapse. Con la espada de Damocles sobre la cabeza la reacción es inevitable.

Expectativa. Los detalles sobre cómo se aplicarán los programas creados por esta ley no se conocen aun. En realidad, no lo tienen definido ni decidido. Sin duda el impacto será general. Supuestamente con esto se reacomodaría la crisis hipotecaria que mantiene en vilo a miles de familias que soñaron con la estabilidad de un país seguro. Esas familias que alcanzaron a tocar —sólo a tocar— la casa de sus sueños.

El dinero. La esperada ley, en uno de sus puntos autoriza al Gobierno a endeudarse en unos $800 mil millones más. Es decir, para ayudar a la crisis, el gobierno también tiene que salir a pedir prestado. Pero cada vez que el Gobierno toma dinero prestado debe pagar más intereses, y eso también perjudica la economía. Nada cae como llovido del cielo, si bien este salvavidas ayudará a muchas familias en crisis.

La cuota. La ayuda llegará. El punto más importante de esta ley es que da la opción a las financieras de perdonar una parte de la deuda y de refinanciar el monto que se debe con una hipoteca especial con tasa fija a 30 años con garantía del gobierno. De esta forma los afectados podrían reducir su cuota mensual porque van a deber menos dinero. La ventaja, sin duda, es sacarse de encima la amenaza de una cuota variable que cada día crece más. Lo cual ya es una tranquilidad, y hasta da la seguridad de que —salvo una hecatombe— la casa será propia contra viento y marea.

Interés. Pero nada es tan simple y nadie es tan bueno en esta historia. El gobierno tiene la obligación de solucionar esta crisis porque de lo contrario se cae el país. Y si una de las grandes potencias del mundo se desmorona, el efecto dominó es inevitable. Muchos bancos encontrarán esta ley como inocua porque no son ellos los que ponen en riesgo sus arcas. Si el “consumidor”, es decir, el responsable de la hipoteca familiar no puede pagar la cuota, el gobierno le paga al banco esa deuda. Además, la posibilidad de refinanciar en mejores condiciones siempre es menos costosa que la ejecución. Y ni pensar si el banco tiene que hacerse cargo de una casa que ha tomado en prenda y que no puede vender. El banco quiere billetes, no ladrillos. Sin embargo, con sus pros y sus contras, la ley es bienvenida.

maritza@eltiempolatino.com