Hollywood ya no es igual

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Hollywood ya no es igual
Por Maritza Gueler

Cambios. Hollywood hace tiempo que ha dejado de ser el paraíso soñado por los artistas. Muchos optan por otros destinos y dejan sus costosas mansiones. Con un aumento del 120 por ciento respecto al año anterior, Los Angeles se ha convertido en la segunda ciudad con mayor número de embargos del país. Y el éxodo de estrellas se está haciendo notar. A nadie le gusta vivir en un entorno embargado por la desgracia. Eso no tiene nada que ver con el glamour de Hollywood.

Notorios. Cameron Díaz acaba de comprar un apartamento en el West Village de Nueva York, en busca de precios asequibles. El boricua Ricky Martin también optó por la onda neoyorquina y se fue al NoHo, en North of Houston Street, un distrito naturalmente artístico en el corazón de la Gran Manzana.Pero no sólo Ricky se ha instalado allí, la zona está llena de famosos.

Compra-venta. Más allá de la crisis, más allá de la fama, los números cuentan para algunos y para otros no. Mel Gibson puso en venta su Granja del Viejo Molino por $39,5 millones. Una casa cuyo valor está dado por su estilo y porque es una de las últimas grandes mansiones que quedan en Greenwich, Connecticut. Pero tras la venta de la granja Gibson compró en $25,8 millones una hacienda de 163 hectáreas frente a las costas del Pacífico en Costa Rica. La hacienda se ubica frente a Playa Barrigona, provincia de Guanacaste, sitio ubicado en el Pacífico norte del país, a unos 300 kilómetros al oeste de San José y donde el desarrollo urbano y turístico es mínimo.

Inversiones. Para ciertas estrellas, la crisis parece no afectarlos, aunque prefieren invertir afuera. Tal como parece ser el caso de Nicolas Cage que ha estado invirtiendo en el Reino Unido. Su última adquisición es un palacio del siglo XVIII en Bath, una ciudad cercana a Londres.

Europeos. Mientras Cage trata de hacer negocios de bienes raíces en Europa, los europeos de clase media prefieren venir a invertir en este país para aprovechar la diferencia entre el dólar y el euro, y la crisis inmobiliaria que ha hecho bajar los precios estrepitosamente. La diferencia en la compra permite hacer inversiones sin riesgo. Según parece. Pero la balanza generalmente suele inclinarse por los extremos y no conoce de términos medios.

Dudas. Sin embargo, la pregunta es: ¿qué harán los europeos si sus inversiones se ven reducidas en un cinco o un diez por ciento el año que viene? ¿Habrán pensando en una inversión a largo plazo? ¿Habrán imaginado que quizás con el cambio de gobierno la economía dará un vuelco rotundo en poco tiempo? Tal vez sí. De hecho, como dicen en el campo: “Siempre que llovió paró”.

maritza@eltiempolatino.com

Esa espera que nunca cesa

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Esa espera que nunca cesa
Por Maritza Gueler

Medidas. Esta semana, las cifras del mercado volvieron a bajar. Y este descenso de los precios es el indicador de que los problemas aún existen y no pintan claro. La disminución de los valores de las casas, y de las cifras de ventas en los últimos meses muestran que todo sigue igual y que no hay medidas de valgan.

Prevención. Lawrence Yun, economista jefe de la asociación de agentes inmobiliarios (NAR por sus siglas en ingles), explicó que parte del problema en el primer trimestre fue la dificultad para conseguir hipotecas “de gran valor”, debido a las restricciones de crédito generadas por los impagos, especialmente en el sector de las obligaciones de alto riesgo. Estos famosos terminos, “alto riesgo”, o “subprime” parecen ser la causa de todas las desgracias. Algo que “parece” que no se vio cuando tenía que verse y que no se pudo prevenir. ¿No se pudo prevenir? ¿Los estudiosos, los economistas que determinan el “pulso” del mercado, no estudiaron esto en la Universidad? ¿O no son temas que se estudian en los claustros académicos?

Confesiones. El presidente George W. Bush, admitió el martes 20 que la economía atraviesa una etapa difícil, pero afirmó que el Congreso progresa en la redacción de una ley para la reforma del sector inmobiliario. Tras una reunión con el secretario del Tesoro, Henry Paulson, Bush afirmó que, en particular, el Congreso debe atajar la reforma de Freddie Mac y Fannie Mae, las agencias semi-estatales mayores compradoras de hipotecas en el país. Con eso creen que se “estabilizarán los mercados”.

Reformas. “Las leyes no deberían amnistiar a los prestamistas” dijo el presidente. Con lo cual quiso decir que las leyes no deberían ayudar a los especuladores. Tampoco deberían haberlos apañado en su momento. ¿O eso no se vio cuando se estaban dando créditos ilusorios? “El Gobierno debe ayudar a la gente cumplidora a conservar sus casas”, afirmó. Eso no es nuevo. Pero del dicho al hecho hay mucho trecho diría un paisano. En estos momentos, según la NAR, hay muy pocas solicitudes de hipotecas de $400 mil o más, por lo que las ventas son mucho menores en las zonas más caras. Al mismo tiempo, el mercado se ha visto afectado por las ejecuciones hipotecarias relacionadas con las famosas “subprimes”.

Proyecto. Las palabras de Bush surgen cuando el Senado maneja un proyecto de ley para ayudar a los propietarios de viviendas a obtener hipotecas respaldadas por el Gobierno. Mientras tanto, el Departamento del Tesoro ya ha empezado a repartir cheques a cerca de 130 millones de ciudadanos por un mínimo de $300. El famoso estímulo tan esperado sólo podría considerarse como la salvación de un día para el habriendo que nunca tiene un plato de comida en su mesa.

Momentos duros. “Atravesamos momentos duros”, declaró el presidente, y con absoluta convicción afirmó que esa inyección de dinero del estímulo “debería ayudar” a la economía y, lo que es más importante, “ayudar a que la gente pague sus facturas”. Sí, las de luz, gas, teléfono yx ¿qué más?...

maritza@eltiempolatino.com

Ante una caída inevitable

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Ante una caída inevitable
Por Maritza Gueler

Las cifras. El mercado se debilitó en marzo, dicen los números y los expertos. Y es irrefutable. Las ventas de casas nuevas llegaron a su nivel más bajo en 16 años informó el Departamento de Comercio, mientras que las viviendas existentes presentaron una disminución del 2 por ciento. Las conclusiones son claras. No sólo la gente está asustada ante la crisis y la caída, sino que, además, las perspectivas de cambio no se vislumbran. ¿Cómo intentar invertir en una nueva propiedad si no se sabe si se podrán mantener por mucho tiempo?

El bajón. El Departamento de Comercio informó que la venta de casas nuevas bajó un 8,5 por ciento el mes pasado a la proporción anual de 526 mil unidades, la peor estadística desde octubre de 1991. El precio promedio de una vivienda vendida en marzo en comparación al mismo mes del año pasado cayó un 13,3 por ciento, el mayor retroceso desde la caída del 14,6 por ciento en julio de 1970.

Achicamiento. El mercado de la construcción residencial, que floreció lujuriosamente en 5 años, se desbrarrancó en los últimos dos. Las casas, nuevas y usadas, como suele decirse en la jerga traducida del inglés, bajaron de un ritmo anual de 5,03 millones de unidades en febrero a uno de 4,93 millones en marzo, y están 19,3 por ciento por debajo del ritmo de 6,11 millones de unidades en marzo de 2007.
Imaginación. El año pasado, todos pensaban que la caída estaba tocando fondo. Pero, como siempre ocurre, los límites son insospechados. de la misma manera que la subida fue despesurada, la caída tambieen lo es. Los agentes inmobiliarios, a principios de 2007 aseguraban que los precios iban a caer un poco meas y que después el mercado se estabilizaría. Hoy, el achicamiento continúa. La imaginación, sin duda, es poderosa. Y si alguien piensa que todo mejorará, acierta. Pero no se sabe cuándo. Soñar no cuesta nada. Pero, como dijo Calderón de la Barca, “los sueños, sueños son”.

Tasas bajas. Aunque las tasas de interés hipotecario están en niveles históricamente bajos, los prestatarios se encuentran con prácticas restrictivas por parte de los bancos en mercados que se contraen. Y cada vez más. Según cifras de la empresa hipotecaria Freddie Mac, la tasa de interés promedio para hipotecas con tipo fijo sobre 30 años fue, en marzo, de 5,97 por ciento, comparada con 5,92 por ciento en febrero. Un año atrás la tasa promedio era del 6,16 por ciento. Esto hace que los compradores, asustados ante esta debacle que no se sabe ni cómo, ni de dónde surgió con esta magnitud —al menos para los legos—, prefieren quedarse a la espera de tiempos mejores. Mientras, el número de viviendas a la venta, sigue creciendo.

maritza@eltiempolatino.com

La pelea por la ecología

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La pelea por la ecología
Por Maritza Gueler

El ejemplo. La ganadora puertorriqueña del premio ambiental Goldman 2008, Rosa Hilda Ramos, es una abuela menuda , de 63 años, ama de casa que, contra todo pronóstico venció a las grandes compañías. En su pueblo, Cataño, la contaminación lo había convertido en el lugar con el mayor índice de cáncer de toda la isla. Durante dos décadas de lucha vecinal y sin apenas recursos ya ha ganado varias demandas.

Dudas. Cuando esta mujer comenzó a sospechar de que algo andaba mal en su pueblo, reunió a los vecinos y formó el Comité de Calidad de Vida. Pidió entrevistas con los directivos de las empresas estatales, y recurrió a jueces y a abogados. Una vez, uno de los químicos de la agencia estatal aseguró que el humo que salía de las chimeneas, que provocaba problemas en los ojos, comía la pintura de los autos y agujereaba las hojas de las plantas era, simplemente, “vapor de agua”. La mujer, que no sabía si creer a los ambientalistas o a los del gobierno, decidió investigar por su cuenta.

La unión hace la fuerza. El punto fundamental es que las empresas, sin regulaciones, no van a cambiar su productos químicos. Pero de nada sirven las regulaciones. Si los vecinos no están enterados de los productos nocivos usados por las empresas, nunca se moverán para exigir cambios. Modificar algunas costumbres cotidianas que pasan inadvertidas, también forma parte de esa educación necesaria para preservar el medio ambiente. Pero sin duda, así como las grandes empresas son capaces de cabildear para conseguir permisos imposibles, así los ciudadanos tienen derecho de cabildear para que los escuchen.

Los animales también. Hace algunas semanas centenares de patos silvestres murieron en Alberta, Canadá, contaminados por los residuos depositados en una laguna artificial por la compañía petrolífera Syncrude Canada. Los ecologistas lo denunciaron. Y si bien la explotación de estos yacimientos fue criticada por el uso de decenas de millones de litros de agua al año para separar el petróleo de la arena, y por las emisiones contaminantes, nada se logró. Los patos migrantes murieron en el trayecto.

Activismo. Greenpeace, una de las organizaciones ecologistas pioneras, en el pasado estaba vista como un grupo de revoltosos exagerados. Hace unas semanas, estos revoltosos se concentraron frente a las sedes de los dos grandes partidos de Alemania, para protestar “con panes” contra la política de combustibles de la coalición que lidera la canciller federal, Angela Merkel. Desde otro lugar, Ramos y Greenpeace trataron de buscar una forma de frenar la desmesura. Y tal vez sea necesario seguir el ejemplo para que, al menos, podamos salvar el lugar donde vivirán nuestros hijos.

maritza@eltiempolatino.com

Más placebos para la crisis

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Más placebos para la crisis
Por Maritza Gueler

Otro intento. Un comité de la Cámara de Representantes aprobó un plan de $15 mil millones para apoyar a los afectados por la crisis hipotecaria. La medida, que se tomó a pesar de las objeciones de los republicanos que la consideraron como una ayuda gubernamental, pretende seguir buscando paños tibios para una situación que sigue sin encontrar soluciones concretas. Y que dista de encontrarlas.

El programa. La medida busca entregar préstamos y subvenciones federales a las ciudades y los condados que resultaron más perjudicados por la crisis en el sector de la vivienda. La iniciativa permitiría que los afectados puedan rescatar las casas con hipotecas ejecutadas. Pero no se especifica de qué manera podrían “recuperar” lo perdido. El crédito de cada uno de estos propietarios ha quedado dañado sin lugar a discusión. La moral, también. La desconfianza en una economía que parecía fuerte y que ahora está desplomada, tampoco sirve para pensar en intentarlo de nuevo.

Por una mayoría. El proyecto fue aprobado en el Comité de Servicios Financieros por 38 sufragios contra 26, con un apoyo mayoritario de los demócratas. El argumento fue que esta medida impediría el deterioro de vecindarios afectados. De hecho, y el que pretenda esconder la cabeza como el avestruz, se las verá en figurillas, los vecindarios están cambiando. Y para mal.

Transformación. En el área, y según un reporte de The Washington Post, en Springfield, en el condado de Fairfax, la policía encontró en una casa vacía, un sospechoso de violación escondido allí. La vivienda tenía restos de sangre. Casi en la misma fecha, una mujer fue arrestada por la policía de Loudoun por haber tomado una casa que estaba bajo ejecución de hipoteca. Y aunque trató de convencerlos de que los papeles de propiedad eran legales. Las evidencias no fueron suficientes y los sacaron de la casa.

Nuevo perfil. Sin duda,nadie esperó encontrarse no sólo con una debacle insostenible sino con un cambio del perfil social de los lugares que hace dos años parecían estar en plena transformación y se presentaban como adalides del progreso y del triunfo del “sueño americano”. La nueva propuesta, en qué medida podría ayudar a cambiar este panorama. Y hasta qué punto no vuelve a ser sólo un placebo que no saca de raíz un tumor que se agranda.

Préstamos cómodos. El programa fue concebido para complementar un paquete más extenso de apoyo a la vivienda con el objetivo de que centenares de miles de propietarios de casas en problemas puedan refinanciar sus créditos con préstamos más cómodos y respaldados por el gobierno. La representante demócrata Maxine Waters que patrocinó el proyecto advirtió que existe una necesidad apremiante de suministrar estímulos. Pero sin embargo, los republicanos advierten que el plan podría beneficiar sólo a los prestamistas privados. Mientras los dos partidos debaten la suerte de los embargados, ellos siguen embarcados en una espiral sin fin que nadie sabe en qué puede terminar.

maritza@eltiempolatino.com