La crisis no quiere parar
La ventana indiscreta
Por Maritza Gueler
La crisis no quiere parar
Los hechos. Hace un par de días volvieron a aparecer las cifras alarmantes. Cerca de 1,3 millones de propiedades en el país registraron actividades relacionadas con embargos durante 2007. Estos números, que representan un incremento de más del 75 por ciento con respecto al año anterior, no dan muestras de un cambio positivo. El informe de la firma especializada RealtyTrac de California, indica que el año pasado se contabilizaron más de 2.200.000 actividades relacionadas con embargos de propiedades, avisos de mora, desahucios, remates y subastas.
Sigue subiendo. “El año terminó con un aumento mensual de 7 por ciento en diciembre, con lo que se convirtió en el quinto mes seguido con más de 200.000 reportes de embargo registrados”, dijo el miércoles 30 de enero James Saccacio, director ejecutivo de la firma especializada en recopilar datos sobre desahucios. El cuarto trimestre de 2007 tuvo el mayor número de registros. Y esos registros caen, inevitablemente en los hispanos que siguen apostando al sueño de la casa propia.
Amenaza. Desafortunadamente la situación tiende a ponerse peor en este año, aseguran los entendidos en préstamos hipotecarios. Y también todos coinciden en que el gobierno debe tomar medidas especiales. Si no lo hace, las cifras de 2008 serán todavía más graves y devastadoras en cuanto a los embargos. Y ni hablar de los que pueden llegar a perder su casa para no recuperarse nunca más de este quiebre económico. Esta crisis no parará, aseguran los entendidos. Lo que se necesita es un esfuerzo conjunto, de los prestamistas y del gobierno. Se necesita fuerza efectiva. Y además, un poco de compasión. Es muy fácil estar sentado detrás de un escritorio cuando miles de familias se debaten en la tragedia de perder el techo. De convertirse en “sin casa”.
Orgullo hispano. La casa propia para los hispano es el símbolo del triunfo y del éxito. Perder la casa por haber sido timado por un inescrupuloso, es algo mucho más dramático a nivel moral. Y cuando la moral se cae o se quiebra, quién puede levantar la autoestima. Es cierto que otra de las características del hispano es la fortaleza, la capacidad de soportar los golpes y de volver a levantarse una y otra vez. Y eso es otro motivo de orgullo. Pero ya es demasiado estar fuera de la tierra de uno y luchar para sacar adelante a la familia que, a veces, está muy lejos de aquí.
En el país. La pregunta es hasta cuándo se perpetuará esta situación y hasta qué punto las soluciones que lleguen de parte del gobierno no serán sólo placebos o paliativos que sólo esconden una situación económica que no ayudará a cambiar nada.
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